En la estepa dio comienzo la fase final de la Operación Koltso. Las unidades de fusileros del 57.o Ejército presionaron desde el suroeste en un frente de 4 kilómetros de anchura por la línea de ferrocarril, lograron una penetración en la estación de ferrocarril de Voroponovo y avanzaron hacia Stalingrado- Sur.
Sencillamente, las unidades alemanas fueron incapaces de cerrar la enorme brecha. La munición era escasa en ese sector y no se podían traer tropas de otras áreas. El final se acercaba y Paulus lo sabía. Esa noche envió un mensaje a Hitler a través del OKH:
«Raciones agotadas. Más de 12.000 heridos sin atender en la bolsa. ¿Qué órdenes debo dar a las tropas que no tienen más munición y que están sometidas a ataques masivos apoyados por un intenso fuego de artillería? Es necesario tomar una decisión con la mayor rapidez, ya que la desintegración está empezando a producirse en algunos lugares. No obstante, aún existe confianza en el liderazgo».
La respuesta de Hitler fue contundente:
«La rendición está fuera de toda discusión.
Las tropas se defenderán hasta el final. Si es posible, se reducirá el tamaño de la fortaleza para que pueda ser defendida por las tropas que aún son capaces de luchar.
El valor y la resistencia de la fortaleza han permitido establecer un nuevo frente y comenzar la preparación de una contraofensiva. Con ello, el Sexto Ejército ha hecho una contribución histórica al mayor desafío al que se enfrenta Alemania».
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