Aunque las columnas panje constituían la forma más efectiva de transporte, el diario de operaciones del grupo panzer dejó también claro que para un avance sobre Bezhetsk no cabía «la posibilidad de un empleo satisfactorio de vehículos tirados por caballos panje».
Claramente, la desconexión entre el alto mando alemán y las condiciones sobre el terreno socavaron de modo considerable las posibilidades de Tifón de continuar el éxito. Tras las batallas de Viaz’ma y Briansk, se hacía necesario reducir el alcance de las operaciones y darle un foco central claro. Aún así, con unas condiciones del terreno tan problemáticas, el esfuerzo invertido debía estar en consonancia con las ganancias proyectadas, que en ningún caso estaban garantizadas, en particular por la enconada resistencia soviética.
La lucha en Kalinin era un buen ejemplo; la ciudad había sido tomada en un audaz avance tras la explotación de la brecha en las líneas soviéticas al norte de Viaz’ma, pero el mantenimiento del control de la localidad estaba desangrando al XXXXI Cuerpo Panzer de Kirchner y requería cada vez más fuerzas del Noveno Ejército de Strauss para poder resistir. Los sangrientos combates urbanos en las orillas del Volga, célebres por la destrucción del Sexto Ejército en 1942 – 1943, tuvieron en realidad su antecedente en 1941 con otra batalla urbana en las orillas de ese mismo río. Igual que la batalla de Stalingrado condenó la Operación Azul del Grupo de Ejércitos Sur en 1942, Kalinin hacía algo muy parecido en 1941 con la Operación Tifón del Grupo de Ejércitos Centro….