La formación estaba compuesta de dos secciones de seis bombarderos cada una. Cada avión transportaba cuatro bombas de 113 kilos. Durante el trayecto debían reunirse con un escuadrón de cazas Hurricane que los escoltarían hasta el ojetivo, pero debido a un error de planificación no se presentaron.
Los aviones británcios se aproximaron a su objetivo a 2.700 metros de altura en lo que se presentaba como una mañana despejada de primavera cuando se vieron rodeados de repente de explosiones de proyectiles antiaéreos. La formación se separó y los aviones comenzaron a dar bandazos para dificultar el fuego de la antiaérea. Uno de los bombarderos resultó derribado en este primer encuentro.
Antes de que los bombareros tuvieran tiempo de recomponer su formación cerrada se vieron sometidos al ataque de unos 15 cazas Me-109 de la Jagdgeschwader 3, que lanzándose en picado con el sol a la espalda abrieron fuego con cañones y ametralladoras. Los ametralladores de los Blenheim respondieron con prolongadas ráfagas para intentar repeler a los cazas, pero el ligero armamento defensivo de los bombarderos no era rival para los cazas alemanes.
Delap recordaría más tarde: Algunos de los bombarderos se lanzaron en picado, otros volaron en diagonal intentado acciones evasivas. Mi propio avión quedó con las alas agujereadas y el motor de babor se incendió. Lo único que me salvó fue la plancha de blindaje del respaldo de mi asiento. Entonces un proyectil estalló en el interior de la cabina, provocando un incencio que causó tanto humo que ya no podía ver el panel de instrumentos.