Los objetivos de la Wehrmacht nunca estuvieron condicionados a los requerimientos del jefe de intendencia, lo que causó sobreextensión en todas las grandes ofensivas de 1941. Como afirmó Hans Jürgen Hartmann a primeros de mes, noviembre no iba a ser diferente:
«Aunque nadie hable de ello, todos nosotros sentimos una pesada carga que nos oprime el alma cuando pensamos una y otra vez en el avance sobre Moscú. Sabemos por los boletines de la Wehrmacht donde están aproximadamente nuestras tropas y donde estará el Schwerpunkt [punto de máxima concentración de la fuerza]… En definitiva, cuando miro hacia el este y veo las grises e imponentes nubes de noviembre que se nos echan encima, empiezo a temer que hayamos quedado peligrosamente sobreextendidos».
Ilustrando aún más la cuestión estaba la observación de Helmut Günther de que su división (la 2.ª División de las SS Das Reich) no tenía a menudo más que unos pocos cartuchos de munición por fusil y una sola cinta de balas para la ametralladora.
De igual modo, el Regimiento de Infantería Grossdeutschland, de élite, informó de que no podía almacenar la más mínima cantidad de provisiones para una operación futura, ya que todo le era necesario para mantener la operatividad sobre el terreno. Generalmente, las SS y los grupos panzer eran las formaciones mejor aprovisionadas del Ostheer, pero para noviembre hasta éstas padecían una enorme escasez