Los nuevos carristas británicos necesitaban con urgenica una nueva máquina de combate. El teniente Stuart Hamilton se tomaba a broma el nuevo carro Valentine de silueta baja. Tenía tres pulgadas y media (88,9 mm) de protección, pero estaba «miserablemente armado con una lamentable escopeta de feria de 2 libras y una ametralladora Besa».
Los carristas bitánicos se habían dado ya cuenta de que era «condenadamente inutil» contra el cañón largo de 50mm del Panzer III y contra el poderoso cañón largo de 75mm del Panzer IV. Tan temible era este último que las tripulaciones alemanas ocultaban su silueta conduciendo con el cañón abatido todo lo posible sobre la parte frontal del carro, para así atraer a los británicos a distancia de tiro.
Las tripulaciones británicas se sentían expuestas en sus vulnerables carros. Hamilton lo resumió diciendo que» enrealidad era como ser un peso ligero en el cudrilátero luchando contra un peso pesado». Los carros alemanes eran 16 kilómetros por hora más rápidos y tenían tripulaciones de 5 hombres contra los 3 o 4 de los británicos…