Atrás, en la línea de defensa, Thurn había reunido a la caballería de vanguardia y la había enviado a juntarse con Bubna-Solms. Por desgracia, cuando vieron a la gente de Bucquoy precipitándose hacia ellos perdieron los nervios y huyeron de nuevo, barriendo a Bubna en su retirada y dispersando también a la mayor parte de la caballería real.
En el flanco norte, los alrededor de 400 cosacos que estaban con Tilly se habían abalanzado contra los 2.000 húsares de Korni y los estaban haciendo retroceder mediante una larga escaramuza.
Para las 13:15 horas el grupo de Bucquoy había dejado aislado al Regimiento de Caballería de Solms, capturado al propio Solms y alcanzado la línea de la cima. Los cinco reductos adelantados habían sido arrollados con facilidad, unos por Bucquoy y otros por Tilly. A medida que los restos de Thurn y de la caballería pasaban en avalancha, los valones de Verdugo y los italianos de Spinelli marcharon contra Hohenlohe. Aquellas unidades se derrumbaron sin disparar un tiro; el Regimiento de Infantería de Kaplir y la mayor parte del 2º escalón siguieron su ejemplo. Los húsares de la retaguardia comenzaron a alejarse. En el Palacio de la Estrella, alarmado Sajonia-Weimar por la llegada de Tilly, envió a pedir ayuda a Kornis. «Ya no deseo ser alemán», dijo dramáticamente, «¡sino húngaro!».
«¡Germani currunt!», informó Kornis, abandonando el campo de forma pragmática.
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