La Luftwaffe se hallaba en una peligrosa situación sin salida. Sus modelos especializados en atacar a los bombarderos, los bimotores Bf 110 y Me 410, portaban pesadas baterías de cañones y cohetes que eran altamente efectivas contra los bombarderos norteamericanos.
Pero dichos aviones eran relativamente lentos y torpes por lo que con frencuencia sufrían graves pérdidas a manos de los cazas de escolta. Los cazas monomotores Bf 109 y Fw 190, menos pesadamente armados, tenían velocidad para evitar a las escoltas y llegar hata los bombarderos pero carecían de potencia de fuego suficiente para que un piloto de mediana habilidad pudiera derribar bombarderos durante las necesariamente breves pasadas de ataque.
Dentro de la actitud de «intentarlo todo» que prevalecía en la Luftwaffe, se planteó un nuevo concepto operacional para contrarrestar a las formaciones de bombarderos enemigos. La idea preveía el uso de un Gruppe de aproximadamente 30 Fw 190 pesadamente armados que se concentrarían en masa detrás e una formación de bombarderos enemigos para atacarla a corta distancia: se trataba del Sturmgruppe.