Expuestos por vez primera a los rigores del invierno ruso, los alemanes lidiaron desesperadamente contra los elementos, ya que sus carros de combate, camiones y armas automáticas se averiaban y fallaban en el gélido frío. Además, la madera necesaria para la mejora de las posiciones era escasa, así que las agotadas unidades de infantería alemanas, desplegadas por entonces a lo largo de amplios sectores, concentraron sus defensas en poblaciones y posiciones fortificadas.
Aprovechándose de su superioridad numérica y de la mayor experiencia en condiciones de invierno, los soviéticos buscaron minar las defensas alemanas mediante una serie de ataques locales de objetivo limitado. En el sector de la 16.ª División de Infantería Motorizada alemana, las patrullas de reconocimiento soviéticas habían identificado con gran pericia un punto débil en la línea divisoria entre dos regimientos. Una agrupación de combate de armas combinadas del Ejército Rojo integrada por blindados e infantería logró efectuar una penetración de la línea de defensa principal alemana en el lugar donde cruzaba la carretera de Kursk, que discurría de este a oeste, lugar en el que movimientos vitales de aprovisionamiento alemanes circulaban por carretera y ferrocarril paralelos al frente.
En la explotación de la ruptura, una fuerza de unos 25 T-34 con infantería montada marcharon hacia Kursk y tomaron fácilmente las localidades que se interponían en su camino, defendidas únicamente por unidades de servicios de retaguardia germanos. El avance soviético continuó hasta el día siguiente, cuando fue detenido a unos 8 kilómetros de Kursk por una fuerza reunida apresuradamente por los alemanes.
Fracasaron varios intentos germanos de cerrar la brecha en la línea de defensa principal, y los soviéticos pudieron continuar con su fuerza de carros de combate acompañada de dos o tres batallones de fusileros, montados algunos en camiones. La localidad de Vorontsovo, situada…