La Fuerza H -creada a toda prisa por la Royal Navy para llenar el vacío en el Mediterráneo occidental dejado por la extinta Marine Nationale- operaría a ambos lados del estrecho de Gibraltar de acuerdo a las necesidades del momento y, aunque tenía su base principal en el Peñón, estaba bajo control directo del Primer Lord del Almirantazgo.
Su primera acción fue destruir a la Marina de la República de Vichy, bombardeando desde el mar a los navíos franceses amarrados en el puerto de Mers-el-Kébir. Medio año después de la desagradable misión de acabar con la flota mediterránea de su antiguo aliado, el 31 de enero de 1941 la Fuerza H -formada por el acorazado Malaya, el crucero de batalla Renown, el crucero ligero Sheffield, el portaviones Ark Royal y diez destructores- zarpó de Gibraltar con el objetivo final de atacar Génova. Durante el desplazamiento debían aprovechar y destruir la represa de Santa Clara, ubicada al interior de Cerdeña.
El bombardeo contra Génova debía llevarse a cabo al día siguiente de ese ataque. Aunque el 2 de febrero a las 08:00 horas el raid contra la represa se inició tal y como estaba previsto, la imponente estructura enclavada en un estrecho valle no pudo ser alcanzada por las bombas de los aviones del Ark Royal, tarea que las malas condiciones atmosféricas volvió aún más difícil. El empeoramiento del clima obligó al almirante James Fownes Somerville a cancelar la operación y regresar a Gibraltar, atracando en sus muelles el 3 de febrero.
El segundo intento, bautizado como Operación Grog, comenzó al mediodía del 6 de febrero de 1941, a plena luz del día y bajo la estrecha vigilancia de los espías del Eje que pululaban en Algeciras y su comarca. A esa hora cinco destructores zarparon haciendo creer, a quien los estuviera observando desde la costa, que salían a cazar submarinos en el mar de Alborán. A las 13:30 horas zarpó hacia Inglaterra un convoy de buques mercantes escoltado por 9 torpederos. Por último, a las 17:00 horas, zarparon el Malaya, el Renown, el Sheffield y el Ark Royal, los cuales, protegidos por cuatro destructores, siguieron la estela del convoy hacia el Atlántico.
La finta duró hasta la llegada de la noche cuando los buques de línea y sus cuatro escoltas invirtieron el rumbo para internarse en el Mediterráneo. Pero las precauciones no fueron suficientes ya que los observadores italianos emplazados en la costa española informaron a Roma de la reentrada en el Mediterráneo de la columna vertebral de la Fuerza H. Tomando una ruta inusual el grupo pasó entre Ibiza y Mallorca reuniéndose en ese punto con el primer grupo, el de los cinco destructores antisubmarinos. Para confundir al enemigo dos de esos destructores navegaron a levante de Mallorca intercambiando entre ellos mucho tráfico de radio, para confundir a los equipos de triangulación del Eje en caso de que estuvieran a la escucha. Pero esa noche ni italianos ni alemanes estaban realizando ese tipo de búsqueda en el Mediterráneo….