En uno de los momentos de mayor aprieto del sitio un caballero español desafió a los turcos desde la muralla para elevar los estados de ánimo de los suyos, así lo cuentan los cronistas:
Sin embargo, quiso la suerte que un cañonazo disparado desde el Salvador o la Calcara derribase el estandarte del puesto de Castilla, y teniendo los otomanos este hecho por buen presagio y, a pesar de que uno de los pajes de La Valette cogiera el estandarte y comenzara a ondearlo, volvieron a cargar sobre los parapetos del comendador Claramonte.
Tras ser rechazados en esa posición se dirigieron sobre la punta del espolón (donde según Funes perdió un ojo Buena Enseña de un picazo turco, sosteniendo Balbi había sido herido en el asalto del día anterior estando el puesto a cargo de Pereira, después de que Guasconi hubiera sido también herido). Fue entonces cuando llegó La Valette con otro socorro que expulsó definitivamente a los turcos de los parapetos del puesto de Castilla.
Entonces estallaron repentinamente dos barriles de pólvora entre los escombros del espolón de Castilla. Los turcos, pensando que los daños podrían ser grandes, se lanzaron de nuevo al ataque. Por estar La Valette y Mendoza con el socorro cerca de la cortina de Castilla, dejó este puesto Claramonte para acudir con sus hombres en ayuda de lo que luchaban en el espolón, cosa que finalmente consiguió, expulsando a los turcos del baluarte.
Ocurrió entonces según Funes otro hecho curioso. Desde todos los puestos de Castilla llamaron los defensores a los otomanos al combate, ondeando banderas en señal de victoria, e incluso Lorenzo Puche, un mallorquín, corrió por toda la muralla de Castilla ondeando un estandarte sin que le alcanzase un solo arcabuzazo de los que le tiraban.