Eberhard Pohl era comandante del 1.º Batallón de la 44.ª División de Infantería relata en relación con los combates de Baburkin:
«El 4 de diciembre lanzaron los rusos un gran ataque con una preparación artillera masiva y carros de combate con lanzallamas. Las tropas de asalto iban sentadas en los chasis de los carros hasta que caían víctimas de los disparos. Pese a todo, la fuerza enemiga aplastó al 2.º Batallón del capitán Schida y aniquiló a una de mis propias compañías, ambos en mi derecha. El capitán Schmidt, comandante de la compañía, resultó herido. Era la típica escena de una gran batalla. Los carros de combate enemigos se paseaban por doquier con sus mortíferas armas, incluida nuestra retaguardia; otros carros estaban calcinados después de haber sido alcanzados por el fuego de nuestros cañones contracarro. Todos los cables telefónicos habían sido cortados por las orugas de los blindados, los cañones contracarro aplastados y la telegrafía por radio neutralizada. Por aquí nuestros propios hombres corrían hacia retaguardia, por allá los rusos con ametralladoras y subfusiles corrían disparando sobre nosotros. Tanto nuestros proyectiles como los suyos estallaban a nuestro alrededor.
Todo el mundo disparaba en el puesto de mando de mi batallón. Con sangre fría matamos a todo comandante de carro que fuese asomado por la escotilla para guiarse mejor, y con un fuego preciso derribamos a cualquiera que se acercase demasiado. ¡En momentos de mayor peligro hasta la última bala cuenta!
Mayor Roland Schida (nacido en Buchweiss el 6 de agosto de 1911 y fallecido en Baburkin el 4 de diciembre de 1942), desde el 1 de octubre de 1942 oficial al mando del 2.º Batallón del 134.º Regimiento».
La 44.ª División de Infantería, expansión del célebre régimiento austriaco Hoch und Deutchsmeister, quedó en el interior de la Bolsa a última hora, cuando recibió órdenes de cerrar el frente occidental del Sexto Ejército en vez de retirarse hacia el este.
Recibió la misión de defender el barranco de Baburkin, donde tuvieron lugar combates terroríficos con las tropas soviéticas.
Libro absolutamente extraordinario. Hacía tiempo que buscaba información sobre un tema que me apasionaba, el del puente aéreo para abastecer a la bolsa de Stalingrado y la evacuación de heridos y especialistas. Muchos y variados testimonios. Quería felicitar a la editorial por la selección de libros como este. Asimismo, cuanto me gustaría que tradujeran alguno sobre los servicios sanitarios en Stalingrado, toda vez que el de Dibold está agotado.