La mañana del 26 de junio envió en condiciones de franca inferioridad al coronel Pedro de Arce, con tres cañones y 600 hombres mal armados, a defender la Barranca que cae a la playa donde Beresford, tras recoger el campamento, se apresta al combate.
El general británico envía sus tropas a trepar y tomar la Barranca a la bayoneta, en primera línea los Highlanders, a unos cien metros por detrás, para evitar posibles ataques de flanco de la caballería española, avanza en segunda línea el Batallón de Santa Elena y la infantería de Marina. Los cañones de Pedro Arce no hacen mucho daño y cuando los Highlanders llegan a lo alto de la Barranca y cargan, los españoles apenas van a ofrecer resistencia y huyen abandonando los cañones en lo que sólo fue una farsa de batalla en la que no hubo bajas. Gillespie:
El 26 al alba todos los efectivos estaban alistados después de una noche de copiosa lluvia que dañó unos pocos fusiles. La luz del día nos mostró el pueblito de La Reducción como a dos millas a nuestra izquierda, una masa de hombres a pie y a caballo… Nuestras tropas se formaron en dos columnas, y después de avanzar 800 yardas, se desplegaron en orden de batalla. El regimiento 71 cubría la derecha; el batallón de marina formaba un poco más tras del 71 a la izquierda; y el cuerpo de Santa Elena 200 pasos atrás, constituía la reserva.
Un avance instantáneo nos llevó al bañado, y el enemigo, viendo enredado uno de nuestros cañones y nuestros hombres inevitablemente comprometidos en liberarlo, abrió fuego en dirección oblicua a la derecha. El 71, sin embargo, no desanimado por los obstáculos, los superó ruidosamente y pronto se lanzó a la carga, mientras los marinos se ocultaban rápidamente en su retaguardia…