En la bolsa norte, la 18.ª División Panzer de Nehring se hallaba de nuevo en lo más disputado de la lucha.
En la madrugada del 13 al 14 de octubre, fuerzas soviéticas efectuaron una ruptura en sus líneas y lograron mantener una brecha de 2 kilómetros en el frente alemán hasta que llegaron los carros de combate germanos a cerrarla justo antes del medio día. Al mismo tiempo, el cercano Regimiento de Infantería Grossdeutschland de Hörnlein estaba siendo sometido a feroces intentos de ruptura por una fuerza enemiga enormemente superior (perteneciente al antiguo 50.º Ejército soviético).
Los informes alemanes hablan de cargas soviéticas a la bayoneta, que en terreno boscoso, lograban llegar a las líneas alemanas, lo que facilitaba los combates cuerpo a cuerpo. Solo este día, el regimiento de Hörnlein perdió cinco comandantes de compañía, entre los que se encontraban algunos de sus venerados poseedores de la Cruz de Caballero, pero sus hombres lograron capturar también entre 3.000 y 4.000 prisioneros soviéticos (incluidos elementos del mando y el estado mayor del 50.º Ejército).
Al día siguiente, la 18.ª División Panzer de Nehring informó de «la captura diaria de miles de prisioneros», mientras que en un solo lugar se habían llegado a capturar 159 cañones soviéticos. Más al sur, entre los días 9 y 14 de octubre, el XXXXVII Cuerpo Panzer de Lemelsen había hecho unos 23.000 prisioneros soviéticos, y para el 19 de octubre, esa cifra se había incrementado a 61.544.
La batalla de Briansk revestía todas las características de otra victoria alemana pero el coste estaba siendo, de nuevo, demasiado alto, y el tiempo continuaba corriendo a expensas del largamente esperado avance sobre Moscú.