La infantería alemana apreciaba mucho los cañones de asalto o Sturmgeschutz en Stalingrado porque podían ponerse a cubierto detrás del vehículo blindado mientras avanzaba y disparaba. Sin embargo, fue un grave error que la infantería emplease los carros de combate del mismo modo que los Sturmgeschutz, ya que los Panzer III y IV eran demasiado vulnerables al fuego enemigo. En su lugar, se instaba a que la infantería acorazada avanzase con varios carros detrás, proporcionando apoyo de fuego.
Desplegar carros de combate e infantería acorazada en una pequeña cuadrícula urbana exigía un nivel de cooperación diferente, más íntimo. El equipo de armas combinadas de la cuadrícula requería un número reducido de carros, infantería acorazada e ingenieros. Los escombros, las calles estrechas y los cráteres de las bombas limitaban el número de blindados que podían operar eficazmente en un espacio confinado de este tipo.
Las minas eran el mayor peligro para los panzer. Cuando un carro pisaba una mina, todos los blindados de la cuadrícula debían detenerse, avanzando los ingenieros por delante para despejar pasillos. La infantería debía desplegarse en vanguardia con el fin de neutralizar a la infantería soviética y dar protección a los equipos de recuperación, ya que era vital recuperar lo antes posible los vehículos dañados. También se hacía necesario retirar los carros antes de la puesta de sol para atender a las unidades de apoyo logístico, porque sus vehículos carecían de blindaje.