Batallas de blindados en los alrededores de Tobruk. Duelo en el desierto.

Rommel había perdido el efecto sorpresa, pero el ataque no se detuvo. Había dirigido personalmente la marcha de aproximación de los carros, y luego dejó a Streich al mando. Pero el comandante de la 5.ª División Ligera quedó atrapado bajo el fuego australiano y permaneció durante toda la batalla aislado y sin poder intervenir. Otro motivo más para que Rommel le culpara del fracaso del ataque.

Duelo en el desierto. Antonio Muñoz

El 1.er Batallón del 5.º Regimiento Panzer, con 23 carros y apoyo de infantería, había seguido al otro batallón de Olbrich en su intento de entrar en la brecha. Los australianos dejaron pasar a los carros y se concentraron en la infantería del 8.º Batallón de Ametralladoras. Salvo un centenar de hombres que pudieron seguir avanzando, el resto de los soldados de Ponath se metió bajo el fuego graneado australiano y tuvieron que refugiarse en la zanja antitanque y en las ruinas de una pequeña construcción abandonada. Ponath informó de que cualquier movimiento hacia delante era suicida.

Una vez cruzada la zanja, Olbrich reagrupó sus panzer en un punto conocido como «Goschen House». Sin apoyo de infantería, sus carros eran un blanco perfecto, pero Olbrich dio orden de marchar en dirección norte, hacia King’s Cross, según las instrucciones que Rommel le había dado. Al alba, los panzer se encontraron con las posiciones de los cañones de 25-pdr al oeste de la carretera de El Adem. Aquella noche Morshead había ordenado al 1.er Regimiento de Artillería Montada que se moviera a esta posición al norte de la Blue Line, y esto resultó crucial. Poco después llegaron una docena de Cruiser y Matilda, atacando en los flancos de la columna alemana. Los alemanes comprobaron con sorpresa que el blindaje frontal de los Matilda era impenetrable para sus cañones a más de mil metros.

El fuego de los cañones británicos sobre la punta de lanza alemana fue decisivo para el resultado de la batalla. Las trazadoras y los relámpagos explosivos iluminaban el paisaje yermo del desierto con luces que un oficial artillero comparó con el festival pirotécnico de Blackpool. Un Pz IV perdió la torreta por un disparo directo. El terreno llano no proporcionaba ninguna cobertura a los carros, y las pérdidas aumentaban bajo la lluvia de obuses HE de las piezas de 25-pdr.

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