Siguiendo de nuevo la táctica tradicional española, el insignia de Pater embistió a la capitana de Oquendo, buscando el abordaje. El choque fue muy duro, metiendo su bauprés entre los palos mayor y mesana del «Santiago», que aprovechando el impulso del choque y maniobrando con el timón y el velamen, según dispuso Oquendo, giró enlazado con el «Prins Willem», con lo que el español quedaba ahora a barlovento, así el humo del combate iría en dirección a los holandeses, perjudicándolos notoriamente. Pero el costado libre del español fue atacado inmediatamente por otro de los grandes buques holandeses, ahora el «Provintie Utrech», iniciándose así el duro combate.
Pero y como era de esperar en la época, dada la maestría española en tal tipo de combate, los trozos de abordaje holandeses fueron repelidos por el fuego del galeón español, tanto de artillería como de mosquetería y arcabucería, pues ésta era su táctica tradicional en combate y su principal superioridad sobre enemigos de cualquier clase. Es más: un destacamento de la dotación del «Santiago», al mando del capitán Don Juan Costillo, logró aferrar un fuerte cable a la mesana del insignia holandés, para evitar que se desasiera.