Al ponerse el sol, el teniente Williams condujo a 15 soldados norteamericanos, 6 efectivos del ANA y un pastor alemán detector de bombas llamado Blek fuera de la Posición 1. Todos los hombres llevaban dispositivos de visión nocturna. Caminando por la localidad, los soldados se subieron al tejado de un recinto en el que la noche anterior habían llevado a cabo una evaluación de daños y bajaron a las estancias, donde encontraron material para fabricar bombas. Algunos de los hombres de Williams regresaron al complejo desde el que habían ofrecido cobertura al teniente Murphy el día anterior y establecieron puestos de protección en el tejado, mientras Williams y el resto de los hombres registraban la cabaña de dos plantas de una viña cercana.
Los soldados del ANA se negaron a subir por las escaleras exteriores de la cabaña, así que un soldado norteamericano comprobó las escaleras con un detector de minas. El sargento Brent Olson envió a Blek a las escaleras a olfatear. Convencidos de que las escaleras eran seguras, los soldados del ANA comenzaron a subir por ellas. El primer soldado subió las escaleras, pero cuando el segundo llegó al tercer escalón, activó un artefacto explosivo improvisado. Hubo un fogonazo y el humo los cegó a todos. La explosión casi arranca las piernas al soldado del ANA. Gritó de dolor, junto con otros que habían sido alcanzados por la metralla. El sargento Jackel gritó «¡IED! IED!» mientras el sargento Heneghan rodaba por el suelo, gritando que no oía nada. Otros soldados cayeron heridos. El sargento Olson se tambaleaba por la base de la escalera mientras Blek gemía por las heridas de metralla.