En un principio, dificultado por el terreno enlodado de las inmediaciones del río Drut, un reconocimiento deficiente, y una enconada defensa a la que contribuyó la llegada de la 20.ª División Panzer, el grupo Rogachev al norte consiguió un progreso decepcionante.
Solo logró una penetración de hasta 10 kilómetros en los dos primeros días, a pesar de la entrada en combate del 9.º Cuerpo de Tanques el 25 de junio. Al grupo Parichi le fue mucho mejor al sur, donde el 65.º Ejército empeñó a su grupo móvil hacia el final del primer día. El desmoronamiento de la defensa alentó la inserción del Grupo de Caballería Mecanizado Pliyev en la tarde del 25 de junio, penetrando con rapidez a una profundidad de 30 kilómetros.
A últimas horas del día siguiente se hallaba a 40 kilómetros al suroeste de Bobruisk y, tras cruzar el río Ptich, se dirigió hacia el oeste en dirección a Slutsk, mientras el 1.er Cuerpo de Tanques de la Guardia cortaba las líneas de comunicación de Bobruisk con el oeste. Entre tanto, la agrupación de Rogachev ganó impulso con el traslado de su grupo móvil a un nuevo eje de avance débilmente defendido por considerar los alemanes que era terreno demasiado difícil para carros de combate. De este modo, el 9.º Cuerpo de Tanques logró frustrar el intento alemán de contener el avance soviético procedente del sur con el redespliegue de la 20.ª División Panzer, anticipándose con el grueso hasta el punto de cruce del Berezina.
Junto con el 1.er Cuerpo de Tanques de la Guardia, el 9.º Cuerpo de Tanques completó el cerco de la «fortaleza» de Bobruisk. Más de seis divisiones, unos 70.000 hombres, quedaron atrapados, cifra parecida a la de Korsun-Shevchenkovskiy. Cuando los primeros elementos de la 12.ª División Panzer llegaron al rescate a Marina Gorka, al sureste de Minsk, el jefe del estado mayor del ejército tuvo que confesar, «el Noveno Ejército ha dejado de existir».