La tarde que siguió fue prolífica para la aviación del Eje porque sus bombas y torpedos golpearon al vetusto acorazado Centurión, al destructor Airedale y al destructor australiano Néstor.
De los tres solo el último fue incapaz de llegar a puerto, hundiéndose a primera hora de la mañana del 16 de septiembre mientras era remolcado hacia Alejandría. Los cuatro S.M. 79 italianos que lanzaron sus torpedos contra el Néstor fueron emboscados en su regreso a Sicilia por cazas P-40 que abatieron a uno de los cuatro torpederos. El otro buque perdido en esa difícil tarde fue el crucero ligero Hermione, hundido a primeras horas de la noche del 15 de septiembre por el submarino alemán U 205 durante su viaje de regreso a La Spezia tras completar su séptima patrulla regular.
Más o menos a la misma hora en la que el Hermione desaparecía de la superficie del Mediterráneo Oriental, el almirante Henry Harwood, comandante de la Mediterranean Fleet, indicó al almirante Philip Vian que los italianos habían suspendido su intento de darle caza y que podía reemprender el camino hacia Malta. Como jefe en el terreno que era, el almirante Vian sabía que la elevada velocidad y constantes cambios de rumbo habían hecho consumir mucho carburante a sus navíos, en particular los destructores.
Así mismo el continuo combate antiaéreo había gastado dos terceras partes de esa munición. Por ese motivo el jefe del convoy declinó la sugerencia de su superior y ordenó el regreso definitivo hacia Alejandría, puerto que alcanzó el 17 de junio de 1942, dando así fin a la Operación Vigorous.