La columna, una mezcla de ocho obsoletos Panzer III y algunos de los más modernos y potentes Panzer IV, siguió avanzando. La información, recuerda, es escasa; ellos «sabían que los paracaidistas habían aterrizado en Arnhem pero no sabía nada sobre la flota de planeadores que había fuera de la ciudad». Rodando adelante, empezaron a ver las consecuencias de los combates recientes: «había vehículos destruidos y partes de cuerpos en arbustos en las calles y en lso árboles».
No estaban acostumbrados a semejantes escenas, y la tensión aumentó cuando se acercaron al centro de la ciudad. Kracht admitió que: «nosotros, los jóvenes ‘combatientes’ de la 6.ª Compañía de carros de combate de Bielefeld, ¡estábamos horrorizados!». Esto no era lo que esperaban los inexpertos reclutas y Kracht no eran una excepción:
«Personalmente sentía lago de aprensión mientras nuestros carros entraban en Arnhem. Aún tenía que superar la conmoción ante la destrucción y los cadáveres que yacían en la cuneta. ¿Tal vez íbamos a ser la próxima víctima de los cañones anticarro británicos? Este sentimiento creció cuando la compañía perdió sus primeros carros».
Los carros empezaron a aproximarse al puente de carretera de Arnhem desde el este, usando las casas en la carretera de la ribera para cubrirse. «¡Había muchos Tommies escondidos en los sótanos!», comentó Kracht. «Fueron sacados de ellas por los granaderos panzer que nos acompañaban….