Patton, Bradley, Montgomery y la bolsa de Falaise. ARTE OPERACIONAL

La bolsa de Falaise pudo cerrarse con mayor rapidez de no ser por la fricción entre los generales aliados. Patton había llegado a odiar a Montgomery en Sicilia cuando mandaban el Séptimo Ejército norteamericano y el Octavo Ejército británico, respectivamente, y se lanzaron a una carrera por llegar antes al puerto de Mesina. A pesar de la indulgencia con la que trató Montgomery a los norteamericanos en Normandía desde el Día D, los numerosos puntos de fricción habían exacerbado ya resentimientos, tanto en Bradley como en Patton. Estos dos últimos, distanciados por excentricidades como el abofeteamiento de soldados en Sicilia y otros indicios de inestabilidad de carácter del segundo, habían recuperado en gran medida su amistad por su aversión común hacia Montgomery. En agosto de 1944, Patton se aprovechaba de la circunstancia y alentaba el deseo de Bradley de mantenerse alejado de Montgomery.

Con la estructura de mando vigente en agosto, Bradley hubiese necesitado el permiso de Montgomery para alterar la línea divisoria entre los grupos de ejércitos a efectos de facilitar la continuación del avance norteamericano a través de Argentan. Pero Bradley no iba a coger el teléfono para pedir a Montgomery el cambio, tal era el abismo que separaba a los comandantes superiores sobre el terreno estadounidense y británico.

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