La visión de Mackensen y su estado mayor era completamente correcta, a saber, no podían quedarse de brazos cruzados mirando cómo el enemigo penetraba en el flanco profundo, aumentando día a día el riesgo de envolvimiento tanto del ejército panzer como del grupo de ejércitos. Había que adoptar medidas lo antes posible con el fin de alejar este peligro.
¿Cómo se veían las reflexiones de Manstein? Una vez que hubo conseguido la autorización de Hitler para abandonar el saliente del Don – Donets, la atención de su plan se dirigió a que la nueva línea defensiva, más corta, desde el mar de Azov hacia el norte hasta el Donets, fuese ocupada solo por divisiones de infantería y de seguridad.
Su intención era emplear las divisiones móviles que quedasen libres en el ala izquierda para lanzar un contraataque contra las divisiones enemigas desplegadas en el hueco existente entre el ejército panzer y el Destacamento de Ejército Lanz, y retomar el contacto con el Grupo de Ejércitos B. Este gran contraataque comenzaría una vez ocupada la posición «Topo» (Maulwurfstellung). Sin embargo, sería condición indispensable que se pudiese reconstruir una línea defensiva en todo el frente del Grupo de Ejércitos del Don. Con ese objetivo en mente dio Manstein al Primer Ejército Panzer la orden de reducir el territorio bajo su responsabilidad.
Manstein mantuvo una conversación telefónica con Zeitzler el 9 de febrero por la mañana. En ella se vio claramente que el estado mayor del Grupo de Ejércitos del Don y el OKH, Manstein y Hitler, tenían ideas distintas…